Aunque todavía
hay gente que no sabe bien lo que son, las redes sociales están a la orden del
día en Internet y ya forman parte de nuestras vidas. Nos permiten comunicarnos
con nuestras amistades y lo más importante de todo: compartir información de valor. El número de usuarios que utilizan
las redes sociales en España ha aumentando en un 430%
sólo en el último año (un 500% entre los más jóvenes). La utilización de las
redes sociales es un fenómeno de tal magnitud que España se encuentra
establecida como segundo país del mundo (tras Brasil) con mayor porcentaje de
internautas activos en estos medios. Este estudio también nos dice que los
internautas de nuestro país dedican en la actualidad más del 22,4% de su tiempo en Internet a estas redes
sociales. Todos estos datos están siendo aprovechados por
muchas empresas e instituciones para realizar sus propias campañas de marketing
online y posicionamiento. De los más de 24 millones de internautas que hay en
España, 18 millones ya tienen creado su propio perfil en Facebook, Tuenti, etc.
Con todo esto, he llegado a la conclusión que las redes sociales han crecido y seguirán
creciendo, además su uso ya no es solo como entretenimiento, por ejemplo en la
plataforma de nuestro colegio, se pueden enviar documentos y trabajos y es una
vía muy cómoda tanto para el alumnado como para el profesor.
Algunas redes sociales se han atrevido incluso a salir a la bolsa como es el caso de Facebook.
Facebook salió a bolsa el pasado 18 de mayo a un
precio de 38 dólares por acción, una cota que superó momentáneamente
para alcanzar los 45 dólares pero que ha ido perdiendo paulatinamente hasta
depreciarse más de diez dólares. El punto más bajo registrado por las acciones
son los 26,83 dólares a los que llegó a cambiar de manos el jueves antes
de recuperar algo de terreno. La diferencia entre los 45 y los 26,83 dólares
es demasiado alta, según consideran algunos analistas, para una empresa que
lleva apenas dos semanas cotizando en bolsa. Además, el descenso del 27,05 %
desde su debut es la mayor pérdida registrada desde 1995 para una empresa
protagonista de una OPV por encima de los 1.000 millones de dólares. Desde
entonces, su salida a Bolsa ha sido calificada de fiasco desde diferentes
puntos debido a la pérdida de valor registrada por las acciones.
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